Al final del blog, las cosas que no caben en la columna de enlaces.


25 octubre 2005

Qué es un blog, por qué un blog.

Esto que estáis leyendo es el trabajo de varias personas, Gutier ante todo, durante un par de años, para que publique mis pensamientos y experiencias. Los primeros son bastante sorprendentes, incluso para mi, que soy quien los pienso. Las segundas no son mucho más que las tuyas, pero que contadas con el gusto de un cuentacuentos, ya que me considero cuentista, tienen un punto especial. Al final me he dejado convencer. No es que me haga mucha gracia este tipo de cosas, pero me prometieron que me publicarían un libro con todo esto, como aquel resumen que le hicieron a Arturo Pérez Reverte con sus mejores artículos, y eso de hacerme famoso por mis ideas, y no por mi físico o mi polla me entusiasma. Así que inauguro este blog con una cosa tan simple como mi experiencia en lectura de blogs. Qué es un blog. En mis años mozos un blog era un conjunto de hojas cuadriculadas, unidas por una espiral de alambre, que se utilizaba para tomar las notas de clase y hacer los deberes. Más adelante, con esto de la gente chic, aparecieron unos libros, esto es, páginas blancas o de colores suaves, sin líneas ni cuadraditos, algunos con línea vertical para marcar el margen, tapa dura, normalmente adornada con símbolos, flores o trozos de frases escritas con letra shakesperiana, que la gente empezó a llamar Blogs. Pues señores, mi primera decepción en referencia al tema de este artículo vino cuando me di cuenta que lo que los usuarios de estos objetos llamaban blogs, no eran otra cosa que el libro que toda persona de temperamento fuerte y cabeza clara llamaba diario. Una cosa donde se escribían las experiencias, las ideas, los sentimientos, los deseos, todo aquello que la persona consideraba personal, secreto, que era mío y de nadie más. Pero como las cosas cambian, la gente cuenta en la tele los polvos que echa, enseña las hostias que le metieron por tocarle los cojones a otro, y otras cosas que ahora no se me ocurren, se puso de moda contar todo lo personal y privado en internet, para que un japonés cocinero de sushi, que no te conocerá jamás en persona salvo que ponga miles de raciones de atún crudo con jengibre, lea tus sentimientos. Lo curioso, por lo menos al principio, es que ves que todas las personas que publican sus diarios en internet piensan o sienten como tú. Y te dices: "Es mi alma gemela". Eso te pasa con el segundo o tercer blog que lees. Cuando llevas leídos diez o doce te puedes poner a pensar en el tema, y te convences de que no es que piense esa persona como tu, si no que todos pensamos de una manera muy parecida. ¿Por qué? Mi experiencia me dice que por la influencia de muchas cosas que nos rodean: la música, la televisión, internet, libros, comics, periódicos,... con lo cual siempre nos identificaremos en muchos aspectos con los autores de los blogs. De la misma manera que los horóscopos aciertan en tu personalidad. Leas el signo que leas, te identificas. Por qué un blog. Desahogo. No todo el mundo tiene una pareja con la que tener un desahogo cada poco tiempo para mantener la mente equilibrada y las tensiones fuera. Se dice que las penas compartidas son medias penas, y que las alegrías compartidas son dobles alegrias. Es el hecho de contar tus cosas, aquello que te esta comiendo la moral, que te hace perder la fe, hace que te sientas relajado. Claro que antiguamente se lo contabas a alguien que no te respondía, que era un diario, ahora lo escribes en un sistema digital de ceros y unos, y esperas que la gente se apiade de ti. Realmente me parece un tanto penoso, esperar que te conteste alguien que no te conoce, que no sabe las circunstancias exactas de tu problema, de tu desasosiego, de nada de ti, te aconseje que hagas esto o lo otro. Pues toma un toque de experiencia de mi librería: Durante una entrevista de trabajo para una administradora de comunidades de edificios, ya casi acabándola, el maestro de ceremonias quiso ver mi experiencia en ese mundillo, ya que yo provenía de otra empresa del mismo sector. Me dice: "Serafín, en esta comunidad, sucede tal, tal y tal, y quieren solucionarlo de manera rápida. Que harías". Yo quedé con cara de tonto, pensando de buenas a primeras "estos quieren que le resuelva el problema ya, ¿y si no me contratan?". Tras darle un par de vueltas, me di cuenta que seguramente era una trampa, lo que siempre se piensa en una cosa como una entrevista de trabajo, y miré que posibles fallos podía tener. Esto...., lo otro..., aquello... Conclusión: Demasiadas incógnitas. ¡¡¡Ahhh!!! Esa era la trampa. Uno intentaría solucionarlo para parecer eficiente y profesional, sin pararse a ver si la solución es mejorable. Contesté directamente: "Me faltan datos". El supuesto entrevistador puso cara de complacido, sonrió y me dijo que la respuesta era la más coherente que le habían dado en referencia a ese problema. A qué viene esto, pues al tema de que te aconseje un desconocido sin conocer las circunstancias hace del resultado un triunfo o un fracaso. O sea, no vale para nada. Creo que la conclusión de todo este tocho de frases y palabras es que no tenemos otra cosa mejor que hacer que contar nuestras cosas para sentirnos comprendidos, como en un cuento donde la princesa se tira al príncipe después del final. ¿Buena composición? ¿Vosotros creéis? Os digo que soy de ciencias, y quizá un poco disléxico, pero cualquiera que se ponga puede escribir un Quijote o un Romancero Gitano. Es todo imaginación.