Al final del blog, las cosas que no caben en la columna de enlaces.


02 agosto 2006

Superheroina

La verdad es que la locura o el estar pasados da lugar a unos inventos bestiales. Los comics de superhéroes son el resultado de la inspiración de personas con imaginación, que plasman en sus héroes todas las posibilidades de hacer todo lo que deseen, sin límites, siempre por el bien de la humanidad, salvo Lobo y un par de pringadillos más.

La cosa es cuando conoces una superheroina de verdad, y la impresión que te queda es brutal. Sobre todo cuando te dice que es Superwoman, la superheroina, pero que aparte va pasada de superheroina, mientras estás tranquilamente en una terraza en medio de Ibiza tomándote una cerveza antes de irte de movida nocturna.

La cosa sucedió en una plaza paralela a Vara de Rey, tomando con Búho una cervecita, pues después de la cena venia que ni pintada. A media cerveza, a media conversación, aparece una tía, de treinta y pocos años, rubia, un pelín gordita y bastante desaliñada, con un conjunto de pantalón y plumífero azul pastel, que empieza a gritar "¡Superwoman, Superwomannnnn!", como si fuese una canción de inicio de un capitulo de dibujos. Claro, toda la terraza, las terrazas de alrededor, la plaza entera creo yo, quedó en silencio. Entonces empezó a contar la historia de su vida:

"Yo soy la hija de Fulanito de Tal, juez de Marbella, y no me gusta prostituirme, prefería estudiar, pero en el Ritz me saco cuatrocientas mil pelas por hora. Acabo de quedar con un amigo, que me va a dar cincuenta €uros y un gramo de coca por dos horas". Vaya, parece que Ibiza no es el Ritz.

El dueño del bar le pide por favor que no monte más escándalo, que se vaya a casa a descansar. Ella sigue dale que dale: "Yo hago lo que me sale de los huevos, vivimos en un país libre, así que hago lo que me da la gana". El del bar le dice que uno de los camareros está llamando a la policía, y continua con esto su monologo:

"¡A mí la policía me hace una mamadaaa! Pero hoy me la chupan ellos a mí en el calabozo, que la vez anterior tuve que chupársela yo. Aunque me da asco que me chupen el clítoris, porque tengo muchos pelos. Mañana me los afeito. Pero como voy a morir en dos semanas, bueno, en dos días, mejor en dos años", y sigue con más historias.

De pronto se nos acerca, mira a Búho, me mira a mí, y nos suelta: "Vamos a mi hostal por treinta €uros". "No gracias, vamos servidos". Llama fulana a una camarera, manda a la mierda al dueño del bar, y se marcha. La plaza estuvo medio minuto en silencio.

Superwoman, vaya cosas, ni sacada del más oscuro comic escrito nunca, deja ese resquemor de hasta donde podemos llegar por diversión y placer, cuando ya no nos llegan los colegas y un par de copas. Nos pasamos y acabamos como acabamos, viéndonos Superwoman.