Al final del blog, las cosas que no caben en la columna de enlaces.


08 octubre 2006

Venganza

Cuando te enteras que te hicieron algo por venganza, pero no por venganza a tí, si no a otra persona, te queda una cara de imbecil que no veas. Lo peor de todo es que te cuentan el porqué, y no sabes si meterle una patada en los dientes, reirte de la persona en su puta cara o quedarte con cara de sorprendido. Esto parece un capítulo de House.

Cuando vuelves de echar una meada a junto tu copa, ves que la cajetilla de Camel y el mechero te falta, Guti que está sentado justo al lado de mis cosas no vió nada y te apetece fumarte un cigarro de los que te robaron, coges un poco de mal vinagre. Y con razón, creo. Si quieren un cigarro te lo piden, no te roban toda la cajetilla. Acababa de comprarla, pues me acababa de terminar la de Lucky, con lo cual solo le faltaba uno o dos pitillos. Lo peor de la situación es que te venga una tia a pedir un cigarro, le enseñes la cajetilla de Lucky vacia y le digas:

- Mira, esta es mi antigua cajetilla, y como me acaban de robar la nueva...
- ¡Ah!, te la robe yo.
- ¿Como?
- Lo hice por venganza.
- ¿Me robaste el tabaco y el mechero por venganza?
- No, el mechero no, pero sí el tabaco. Lo hice por venganza con el tio con el que estoy.

Guti y yo flipando por colores con una fulana de unos cuarenta años que nos contaba lo retrasado mental que era el gilipollas que la acompañaba (no merece otro calificativo el imbécil).

- Es que no puede ser que me venga con un hijoputa de los cojones, que no sabe más que tocarme las narices, bla bla bla, bla bla bla, bla bla bla,... Menos mal que no soy una persona que insulte y diga palabrotas.

¿Ein? ¡Ah!, ya lo entiendo, el traductor instantaneo que tengo instalado en el chip integrado en mi cerebro no entendió bien el idioma que hablaba, y esas palabras, que seguro que eran frases echándoles flores al fulano de lo huevos, las entendió como insultos y palabrotas. Si no es por eso, no entiendo ya a la tipiña.

Delicadamente, con suavidad, le digo que me dé el tabaco y que se vaya a la mierda, mientras Guti empieza a reaccionar y partirse la caja, o sea, doblaba. Al recibir el premio ya me olvido del tema, salvo por la puntualización que me hizo Guti:

- Esto es digno de ser escrito.

Y aquí está.

Seguiré leyendo, digo yo