Que diferencia con las extranjeras
La verdad es que las primeras extranjeras que conocí, fuera de familiares, fueron unas americanas, de Idaho para ser exactos, que vinieron de intercambio a mi instituto. De aquella yo era un pipiolo, y no me enteraba de la misa la media, pero me contaban algunas historias de allá, y veías que era diferente. No dejaban de ser de provincia, pero tenía su morbo el tema.
Luego el viaje a Chile con mi familia me abrió los ojos. Me hizo un chico nuevo. Una cosa es conocer a extranjeras en tu terreno, y otra muy distinta es el suyo. El sur era una zona de nieve y frio, en que la gente no salía casi de casa salvo para ir a la compra o al trabajo o clase. Pero en Viña del Mar y en Valparaiso... que diferencia. Aparte en la época en que yo fuí lo que estaba de moda era que las chicas fueran a la playa con ropa interior de encaje. Y cuendo uno es una olla de hormonas, con 15 años, al ver aquel vergel pasabas a ser una olla express. Aparte, debe ser el calor, la gente en zonas cálidas es más abierta a hablar con el resto. Pues allí descubrí que no iva a conocer los luegares famosos cuando fuese de viaje, sino a la gente.
Conocí más gente extranjera, pero fue en el Reino Unido donde tuve mi realización. En Londres el tema era muy raro, funcionaba por números (si me acuerdo, lo explico en otro artículo), pero estaba muy bien. Aparte el tema de ser latino y de un pais de sol como España, aunque aquí en Galicia es un poco menos cálido, te hacía ganar ya muchos puntos. En Escocia si llegué al culmen del viaje. No fue por los whiskies, solo hice una cata en una licorería para comprarle a mi padre una botella de buena "agua de vida" (whisky viene del gaélico "uisge beatha", agua de vida literalmente), si no porque ya en Inverness, llendo a comprar los tickets para el crucero por el lago Ness casi me saca de copas la azafata que nso atendió. Entra mucho el encanto que uno pone a ciertas personas, a todas las femeninas me refiero, y la parte que ponen ellas para que todo vaya bien. Tito y Javi no lo entendían, yo tampoco, pero fue una agradable conversación con una extranjera en su terreno.
Caso aparte fueron unas argentinas en Edimburgo. Estaban en la misma "casa", por llamarle de alguna manera al sitio, que nosotros. Solo me acuerdo del nombre de una, María, morena de piel, pelo negro, alta, estilizada, o sea, era preciosa. Era arquitecta en un pueblecito, asi le llamaba ella, de Argentina llamado Salta. Salta tiene casi un millón de habitantes. Pero una noche de conversación con ella fue como leerse la enciclopedia Espasa-Calpe. Creo que una de la mejores noches de mi vida.
Pero se me está yendo el tema. ¿Por qué este artículo? Porque el viernes pasado, cuando bajaba a tomar algo por ahí, me encontré a dos chavales que ivan con tres chiquillas. Como los llevaba delante, y no me dejaban pasar, caminé detrás de ellos un poco, hasta que me di cuenta que eran extranjeras, de Erasmus por lo que pude entender. Hablaban muy bien el castellano, y los otros dos le estaban haciendo judiar. Yo tengo hecho muchas de esas, pero nunca se me ocurrió una como esa: enseñarles trabalenguas. Me partía la caja escuchándolas con los trabalenguas para adelante y para atrás, y los fulanos también. Valió la pena, la verdad. Para la próxima las pongo a decir refranes y trabalenguas, a ver que pasa.
La verdad es que me olvidé de lso extranjeros, que también tienen su sal y su pimienta, pero eso lo dejo para otro artículo. Repito que si alguna se siente ofendida no es mi intención, pero procurad sacar más jugo de los viajes, que no es solo fotos y gastronomía. Creo que una ciudad se conoce mejor de noche que de día, porque ves como es la gente.